Mucho se ha discutido en la actualidad en torno a la
responsabilidad que tienen las generaciones actuales con la naturaleza para que
las futuras puedan disfrutar de ella.
Diversos son los esfuerzos encaminados a lograr ese
objetivo, los profesionales de las ciencias económicas a través de la aplicación
de métodos o técnicas de valoración económica ambiental han contribuido a la
búsqueda de una sustentabilidad del stock de recursos naturales renovables y no
renovables.
Palabras claves: bienes y servicios ambientales, desarrollo
sostenible, valoración económica ambiental.
La conciencia de la población a nivel mundial sobre el
deterioro de los recursos naturales -los bosques, la biodiversidad, las
comunidades, suelos, agua, entre otros- ha ido en aumento durante la última
década.
Muy probablemente, esta mayor conciencia se deba a que dicho
deterioro afecta cada vez más el bienestar de los habitantes de la región.
El crecimiento de la población, el crecimiento económico y
la necesidad de mejorar la calidad de vida, están poniendo una presión
adicional sobre los debilitados inventarios de recursos naturales y amenidades
ambientales.
La presión existente sobre estos recursos acelerará los
procesos degradantes.
El establecimiento de un nexo entre la escasez y el precio
de un recurso es sumamente crítico para buscar nuevas opciones que mejoren el
manejo de los recursos naturales y encaminarnos al desarrollo sostenible.
Recientemente, se está llegando a un consenso generalizado
sobre la necesidad de una amplia participación ciudadana para resolver los
problemas ambientales.
Sin una participación decidida de las comunidades rurales y
las poblaciones urbanas en acciones comunes será difícil iniciar procesos de
desarrollo sostenible.
La consideración de los problemas ambientales ha cambiado
mucho en estos años. Lo que ha mediado del siglo pasado ofrecía poca
preocupación es hoy un debate sobre el futuro de la humanidad.
1. La problemática ambiental
Toda la problemática ambiental gira en torno a la relación
que existe entre la finitud de los recursos ambientales y al uso que se hace en
la utilización de esos recursos, generando grandes desequilibrios económicos y
sociales, que ponen en entredicho la misma sobrevivencia de las sociedades
humanas.
La finitud del ambiente y sus terribles consecuencias es
motivo de gran preocupación. Se ha despertado gran preocupación en el mundo
luego del deterioro de la naturaleza por la actividad del hombre. Se considera
la protección del medio ambiente como un problema urgente e inmediato.
La consideración de los problemas ambientales ha cambiado
mucho en estos años. Lo que a mediados del siglo pasado ofrecía poca
preocupación es hoy un debate sobre el futuro de la humanidad.
A través de la historia, cada grupo humano confronta los
conflictos específicos y diferenciados resultantes de una compleja relación
entre la sociedad y la naturaleza.
En un momento determinado de la historia, las sociedades
humanas asentadas en espacios distintos pero con diferentes etapas de
desarrollo, coevolucionan con los ecosistemas, hacen uso de sus recursos
naturales, confrontan los conflictos ambientales que se presentan
simultáneamente y en desfasamiento con las etapas de desarrollo transforman sus
condiciones de vida.
La conciencia pública por el cuidado de los ecosistemas, un
uso más racional y un adecuado manejo de los recursos naturales, sobretodo los
no renovables, ha resurgido ante la eminente necesidad de cuidar el planeta
tierra, nuestra casa común.
El camino está abierto para que la acción colectiva inicie a
tomar conciencia de su función protagónica para desentrañar y atacar las
verdaderas causas del deterioro ambiental, a analizar las motivaciones y
conducta humana en los diferentes contextos ambientales, a buscar el trasfondo
de las situaciones específicas y determinadas en la problemática ambiental, a
condición de que adopte una perspectiva de tratamiento plural, ante la
corriente de pensar globalmente y actuar localmente.
2. El desarrollo sostenible
El desarrollo sostenible no es una idea nueva. Muchas
culturas a través de la historia humana han reconocido la necesidad de armonía
entre la naturaleza, la sociedad y la economía. Lo que es nuevo es la
articulación de estas ideas en el contexto de una sociedad global industrial y
de información.
El progreso de los conceptos de desarrollo sostenible ha
sido rápido desde la década de los 80.
Desde el año 1987 en que se publicó el Informe Nuestro
Futuro Común más conocido como Informe Brundtland en el que se define por
primera vez el Desarrollo sostenible como el que responde a las necesidades del
presente sin comprometer la capacidad de las generaciones futuras para
responder a las suyas propias.
Fue en la Conferencia de las Naciones Unidas sobre el Medio
Ambiente y el Desarrollo, donde se consolidó el concepto de Desarrollo
Sostenible al identificarlo como un proceso de cambio progresivo que coloca al
ser humano como centro y sujeto primordial del desarrollo, por medio del
crecimiento económico con equidad social y la transformación de los métodos de
producción y de los patrones de consumo sustentado en el equilibrio ecológico.
Esto conlleva al fortalecimiento y la plena participación
ciudadana en convivencia pacífica y en armonía con la naturaleza, sin
comprometer y garantizando la calidad de vida de las generaciones futuras,
contemplando una gestión global de los recursos con el fin de asegurar su
durabilidad, permitiendo conservar nuestro capital natural y cultural,
enfocándose hacia la mejora de la calidad de vida de todos los ciudadanos de la
Tierra, sin aumentar el uso de recursos naturales más allá de la capacidad del
ambiente de proporcionarlos indefinidamente.
Requiere por tanto la comprensión de que la inacción tiene
consecuencias y que nosotros debemos encontrar formas innovadoras de
influenciar en las conductas individuales.
Se trata de tomar acción, de cambiar políticas y prácticas
en todos los niveles, desde el ámbito individual hasta el internacional.
3. El mercado de bienes y servicios ambientales
La Cumbre de Río 92 constituyó un importante espacio en
donde se reconoció al mercado de los bienes y servicios ambientales, como una
de las estrategias más adecuadas para alcanzar objetivos de conservación y
desarrollo sostenible.
A partir de ese año, el análisis del tema ha pasado de ser
un esfuerzo académico por desarrollar métodos racionalistas de valoración,
hacia la búsqueda de mecanismos prácticos que permitan la transacción de un
servicio ambiental, aún sin ser posible la internalización de todos los costos
de conservación del recurso que presta ese servicio.
Pero, ¿por qué habríamos de pagar por un servicio cuyo
patrimonio es colectivo?, ¿acaso la monetarización del valor se los recursos de
la naturaleza son una respuesta a la necesidad de manejarlos sosteniblemente?
Las respuestas pueden ser múltiples y en ellas siempre
estará presente un dilema ético, legal y conservacionista.
En todo caso, hoy en día ante los desafíos ambientales a los
cuales nos enfrentamos, se discute la importancia de conservar los recursos
naturales, sea cual fuere la motivación mayor para hacerlo; sea ésta por el
valor intrínseco que encierra la vida en todas sus formas, así como por el
valor práctico que representan para el ser humano esos recursos y esos servicios.
Pero ¿qué son los bienes y servicios ambientales?
Los servicios ambientales son los recursos tangibles
utilizados por el ser humano como insumos en la producción o en el consumo
final y que se gastan y transforman en el proceso, los bienes ambientales
tienen como principal característica que no se gastan y no se transforman en el
proceso, pero generan indirectamente utilidad al consumidor.
Todo actor social que es propietario y/o utiliza los
recursos naturales renovables o no renovables puede constituirse en un oferente
de servicios ambientales, igualmente que todos los seres humanos son
demandantes de estos servicios para su propio bienestar.
En términos generales los bienes, servicios e impactos
ambientales tienen un punto en común, consistente en medir los beneficios
ambientales por lo que realmente la gente desea ese beneficio, y ese deseo se
expresa por lo que la gente está dispuesta a pagar por dicho beneficio.
De igual manera, los costes asociados a un daño ambiental se
miden por lo que a la gente le disgusta ese daño ambiental, y ese daño se expresa
por lo que la gente estaría dispuesta a aceptar como compensación por dicho
daño.
El principal problema asociado a este enfoque está en la
falta de existencia de mercados reales para la mayor parte de los beneficios y
costes ambientales, lo cual se aborda mediante métodos indirectos de mercado o
creando mercados artificiales. La Economía Ambiental puede aportar en este
sentido.
4. Aportes de la economía ambiental al mercado de bienes y
servicios ambientales
Cuando se habla de economía del medio ambiente o de economía
ambiental, se expresa la voluntad cierta de llevar el análisis económico a
temas que se extienden más allá del que ha venido siendo su campo de aplicación
corriente.
Rara vez se puntualiza que la noción de medio ambiente viene
definida así por contraposición a ese campo de estudio corriente, como rara vez
se ha reflexionado sobre las limitaciones que plantea el arsenal teórico de la
economía estándar y sus posibles ampliaciones para convertir ese medio ambiente
en campo de estudio ordinario.
La economía ambiental aborda los problemas de gestión de la
naturaleza como externalidades a valorar desde el instrumental analítico de la
economía, que razona en términos de precios, costes y beneficios reales o
simulados.
Considera que el origen de los problemas medioambientales es
la falta de precios de los recursos naturales, por lo que propone imputar
valores monetarios a las externalidades medioambientales y recursos no
renovables, de manera tal que puedan incluirse en el análisis coste – beneficio
para decidir sobre la rentabilidad de su eliminación o conservación.
5. Valoración económica de bienes y servicios ambientales
El uso inadecuado de la base de bienes y servicios
ambientales y su creciente degradación es el resultado de la actividad de miles
de individuos actuando descentralizadamente en diversos puntos del país ya
haciendo usos de diversos recursos.
Esto conlleva generalmente a la tendencia de
sobreexplotación, toda vez que existen relaciones de precio-costo o
costo-beneficio que incentivan el uso por sobre sus rendimientos máximos
sostenidos y su sobreexplotación comercial.
Surge, por tanto, la necesidad de conocer los costos
ambientales de tales procesos, a fin de diseñar los mecanismos de regulación e
incentivos apropiados y contar con sus valores económicos a fin de corregir los
indicadores correspondientes.
De igual manera, se requiere conocer los beneficios que la
sociedad atribuye a mejorar la calidad ambiental y los costos que los distintos
niveles de intervención implican en el desempeño de los bienes y servicios
ambientales.
En tal sentido la valoración es importante en la búsqueda de
un desarrollo sostenible, debido a que en términos económicos el usuario de los
recursos naturales tenderá a no tratarlo como un bien gratuito; esto debido, a
que su objetivo será el mantenimiento del flujo de beneficios provenientes de
los bienes y servicios proveídos por ellos.
En otras palabras, el usuario racional de estos recursos
tenderá a prevenir la depreciación innecesaria del patrimonio materia prima e
internalizarlo en la contabilidad empresarial y nacional.
La existencia de infinitas situaciones reales en las que se
hace necesaria la valoración económica ambiental trae consigo que los
profesionales de la economía hayan desarrollado una serie de métodos o técnicas
que permitan abordar estos problemas y cuantificar preferencias en ausencia de
un mercado que indique precios y cantidades.
Las técnicas habitualmente aplicadas en la valoración de
externalidades, bienes públicos o bienes de no mercado en general, provienen de
la tradición de la economía del bienestar.
Participan, obviamente, de las limitaciones y ventajas
comunes a tal tradición, que han sido discutidas por numerosos autores.
Dentro de las posibilidades que ofrece la economía ambiental
para valorar los bienes y servicios ambientales, el análisis económico se apoya
en las relaciones existentes entre ellos, destacándose: método de valoración
contingente, método de precios hedónicos, método de análisis costo-beneficio y
el método del coste de viaje, además de otros métodos que también arrojan
información para la valoración económica ambiental.
6. Métodos de valoración económica ambiental
Los métodos se aplican ante la carencia de precio de los
bienes y servicios ambientales y la no existencia de un mercado donde puedan
ser intercambiados.
La razón por la que se usa el dinero a la hora de medir
consiste en que todos expresamos nuestras preferencias día a día en esos
términos: al comprar bienes expresamos nuestra disposición a pagar
intercambiando dinero por bienes y, en cambio, nuestra disposición a pagar debe
reflejar nuestras preferencias.
El método de valoración contingente es una de las técnicas
para estimar el valor de bienes para los que no existe mercado, o sea, trata de
simular un mercado mediante la aplicación de encuestas a los consumidores
potenciales, preguntándoles la máxima cantidad de dinero que pagarían por el
bien si tuvieran que comprarlo.
De ahí se deduce el valor que para el consumidor medio,
tiene el bien en cuestión.
La utilidad del método va desde la administración que
necesita evaluar las alternativas que propone, hasta las organizaciones
preocupadas por el medio ambiente, que desean saber el valor social del
patrimonio natural.
El mismo permite también, valorar cambios en el bienestar de
las personas antes de que se produzcan.
Las medidas de beneficio de los consumidores que detecta el
método de valoración contingente son, teóricamente y en general, diferentes de
las detectadas por los otros métodos.
La razón principal reside en el hecho de que además de los
valores que el usuario percibe al consumir el bien, la persona puede obtener
bienestar o satisfacción aún no siendo usuario directo de bien, entiéndase como
valor de opción el cual se comprende dentro del valor económico de un activo
ambiental, entendido por tal el valor que un individuo asocia a un activo
ambiental que no está utilizando, pero que piensa poder usarlo en un futuro.
La complejidad de este método comparte diferentes tipos de
sesgos en los que se puede incurrir. Una de las principales limitaciones de la
valoración hipotética es, precisamente, los sesgos y la dificultad de
contrarrestarlos con valores verdaderos.
Elemento negativo lo constituye la obtención de respuestas
erróneas por las divergencias que puedan surgir entre disposición a pagar o a
ser compensados, provocadas por una mala redacción del cuestionario.
El método de costo del viaje es uno de los más utilizados
para valorar bienes y servicios turísticos o recursos escénicos.
Mediante encuestas y estimaciones de costo de traslado del
lugar de origen al lugar turístico (parque, playas, montañas, etc.) se
determinan los costos incurridos por los visitantes según distancia, medio de
transporte y condiciones de uso.
Las encuestas permiten identificar características
socioeconómicas de los entrevistados, lugar de origen, días asignados al uso
del lugar (incluyendo tiempo de viaje) e ingresos dejados ganar.
Con la información recogida se determina el excedente
(beneficio) obtenido con los costos incurridos y este se toma como
representante del valor natural o servicio ambiental.
El punto de partida de esta metodología, consiste en
analizar las relaciones existentes entre el consumo de un bien ambiental y el
mercado de un bien privado (el viaje).
La relación entre bienes privados y ambientales puede tomar
una forma diferente cuando ambos bienes son complementarios dentro de la
función de utilidad de la persona o lo que es lo mismo cuando el disfrute del
bien ambiental requiere del consumo de un bien privado.
Al ser utilizado principalmente para valorar servicios
ambientales (parques nacionales, reservas naturales y lugares de recreación),
que sirven como insumo para producir “recreación”, típicamente estos servicios
deben consumirse “in situ”: y se debe viajar para poder disfrutar de ellos. Se
trataría, por tanto, de intentar estimar como varía la demanda del bien
ambiental (el número de visitas), ante cambios en estos costos de disfrute.
Con ello tendríamos estimada la curva de demanda del bien y
se podría analizar los cambios en el excedente del consumidor que una
modificación en el mismo (su cierre por ejemplo) produciría.
Para ello se hace necesario información acerca del costo de
acceso al lugar, existen algunos costos que son ineludibles que conlleva que
nadie discute si debe ser incluido en el cómputo total.
Se considera así los derivados estrictamente del
desplazamiento: costo de gasolina pos kilómetro más los costos de amortización
y mantenimiento del vehículo; como del billete del autobús, pasajes aéreos,
costos de parque, entrada al sitio, entre otros.
El traslado al lugar de visita puede implicar además la
necesidad de comer por el camino, o incluso pernoctar en el.
En este método reviste una importancia cardinal, pues el
punto de partida para la estimación del precio del tiempo lo constituye el
costo de oportunidad, provocado porque el tiempo invertido en algo hubiera
podido dedicarse a una actividad alternativa, o dicho en otra palabras, la
persona puede dedicar ese tiempo a una actividad productiva (trabajo) o a
disfrutar de un mayor tiempo libre (ocio).
En este caso el valor económico del trabajo estaría
expresado por el salario-hora al poseer el tiempo un costo de oportunidad
expresado en términos de producción.
El método de los precios hedónicos se basa en determinar los
precios implícitos de ciertas características de una propiedad que determinan
su valor.
Este generalmente se le atribuye a las viviendas donde la
consideración de diversas variables (tamaño, ubicación, tipo de construcción,
etc.), permite determinar el diferencial de precios con propiedad similares en
otras localidades y puede constituir una buena aproximación al valor del
entorno o calidad ambiental.
La idea central que se enmarca con relación a este método
gira en torno a la composición de los bienes por una serie de atributos que traen
consigo que su precio sea en función de los atributos individuales que posee el
bien puesto que cuando compramos un bien, realmente compramos u conjunto de
atributos y calidades que no pueden adquirirse por separado, ya que para ellos
no existe un mercado independiente.
Con esta técnica se trata de determinar, mediante
procedimientos estadísticos, qué parte del precio de una propiedad es debida a
la situación ambiental de la zona en que se encuentra ubicada el objetivo de
inferir cuánto está dispuesta la gente a pagar por un bien ambiental.
Normalmente los estudios se refieren a viviendas, y en ellos
se tiene en cuenta las variables ambientales: contaminación del aire, calidad
del agua y el ruido. Nos encontramos, por tanto, ante un fenómeno complejo y
variable con el tiempo. Los problemas de medición conllevan a afirmar: “La
precisión con que se pueden cuantificar los efectos ambientales es, sin
embargo, muy discutible” (88)
Es un método para estimar los precios implícitos de las
características que marcan diferencias entre variedades de bienes de una misma
clase.
En principio, si la clase considerada contiene una amplia
gama de variedades de modelos con diferentes características, será posible
estimar una función de precios implícitos que exprese el precio de cada
variedad según la combinación que cada uno posea de las diferentes
características.
El método hedónico tiene especial interés en la valoración
de ciertas clases de bienes públicos y atributos ambientales.
En algunas circunstancias el nivel de los atributos se puede
considerar como una característica cualitativa de un “bien diferenciado” de
mercado, o sea, los individuos tienen cierto margen para escoger el consumo
efectivo que desean hacer del atributo ambiental, a través de la elección de su
cesta de bienes de mercado. Cuando dichas elecciones son posibles, la
información sobre la demanda del bien público aparece inmersa en los precios y
cantidades que rigen para los bienes elegibles en las diferentes demarcaciones.
En el análisis costo beneficio se quiere valorar
monetariamente bienes que no están en el mercado como el aire, el agua, la
biodiversidad, etc. La calidad del método de la disposición a pagar para
valorar estos bienes dependerá del nivel de información de la gente, así como
de las posibilidades reales de pagar que influyen al momento de dar valores
monetarios a bienes que por naturaleza no los tienen.(92)
El método del análisis costo beneficio, íntimamente ligado
desde su nacimiento al análisis de proyectos de inversión, ha sido utilizado
con frecuencia, en estudios de determinadas actuaciones sobre el medio
ambiente.
Aunque los costes y beneficios ambientales no son los únicos
que presentan un problema de inclusión en el análisis de proyectos, el método
del análisis costo beneficio exige la traducción a términos monetarios de los
mencionados beneficios y costes, utilizando para ello técnicas de valoración
monetaria. (93)
Las dudas respecto al análisis de este método como criterio
de decisión económica no se dan solamente en relación a las técnicas de
valoración sino que afectan a las bases conceptuales del método, como guía de
las políticas medioambientales.
Los cambios en la productividad, pérdidas de ganancia y el
costo de oportunidad se incluyen generalmente en esta categoría, según la
información usada para la valoración, obtenida de mercados convencionales o de
comportamientos efectivamente observados.
El cambio en la productividad es una extensión directa del
análisis costo-beneficio, utilizándose cuando proyectos de desarrollo afectan
la producción o la productividad (positiva o negativamente), los cambios pueden
ser valorados usando precios económicos normales o corregidos, cuando existan
distorsiones en el mercado. Este método está basado en la economía del
bienestar neoclásico.
Los costos y beneficios de una acción son contabilizados ya
sea que ocurran dentro de la frontera o contexto del proyecto o fuera de él.
Aunque similar a la técnica de valorar cambios en la
productividad, en el método de pérdidas de ganancia se valoran cambios en la
productividad humana resultantes de efectos negativos sobre la salud por
contaminación o degradación ambiental o cambios en la disponibilidad de
recursos naturales.
La pérdida de ganancias (salarios) y gastos médicos,
resultantes de un daño ambiental de la salud, son valorados y considerados como
pérdidas de ganancia o de capital humano.
Este enfoque puede ser útil en el análisis de la seguridad
industrial o carretera y en proyectos que afectan la calidad del aire.
Los costos de oportunidad por su parte se basan en la idea
de que los costos de usar un recurso para propósitos que no tienen precios en
el mercado o no son comercializados pueden ser estimados usando el ingreso
perdido por no usar el recurso en otros usos como variable.
Tal es el caso, por ejemplo, de preservar un área para un
parque nacional en vez de usarlo para fines agrícolas. Los ingresos dejados de
percibir en la actividad agrícola representan, en este caso, el costo de
oportunidad del parque. Así en vez de valorar directamente los beneficios del
parque, se estima los ingresos dejados de ganar por preservar el área.
El costo de oportunidad es considerado como el costo de
preservación.
Ante la necesidad impostergable de alcanzar el anhelado
paradigma del desarrollo sostenible y la consecuente necesidad e importancia
del uso de los métodos de valoración económica a través de la medición y
cuantificación de la calidad ambiental, se hace impostergable la práctica de
políticas efectivas y económicamente eficientes para un manejo sustentable de
especies y ecosistemas.
Rosen,
Sherwin (1974) «Hedonic Prices and Implicit Markets: Product Differentiation in
Pure Competition» Journal of Political Economy vol. 82, pp. 34-55.
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